domingo, 23 de noviembre de 2008

Un Manifiesto Ateo Parte IV

Si no lo han hecho, lean la primera, segunda y tercera parte de este artículo.

Manifiesto: (sustantivo masculino) una declaración pública de intenciones.

An Atheist Manifesto por Sam Harris (2005)
Traducción Juan Valenzuela

La Religión como Fuente de Violencia
Uno de los grandes retos de la civilización en el siglo 21 es que los seres humanos aprendan a hablar acerca de sus más profundas preocupaciones personales -- acerca de ética, experiencia espiritual y lo inevitable del sufrimiento humano -- de formas que no sean flagrantemente irracionales. Nada se interpone en este camino más que el respeto que le concedemos a la fe religiosa. Doctrinas religiosas incompatibles han divido nuestro mundo en comunidades morales separadas -- Cristianos, Musulmanes, Judíos, Hindúes, etc. -- y estas divisiones se han convertido en una continua fuente de conflicto humano. Así, la religión es igual fuente viva de violencia hoy que como lo ha sido en cualquier momento del pasado. Los conflictos recientes en Palestina (Judíos contra Musulmanes), los Balcanes (Serbios Ortodoxos contra Croatas Católicos; Serbios Ortodoxos contra Musulmanes Bosnios y Albaneses), Norte de Irlanda (Protestantes contra Católicos), Kashimira (Musulmanes contra Hindúes), Sudán (Musulmanes contra Cristianos y animistas), Nigeria (Musulmanes contra Cristianos), Etiopía y Eritrea (Musulmanes contra Cristianos), Sri Lanka (Budistas Cingaleses contra Hindúes Tamil), Indonesia (Musulmanes contra Cristianos Timoreses), Irán e Irak (Chíitas contra Musulmanes Sunni), y el Cáucaso (Rusos Ortodoxos contra Musulmanes Chechenios; Musulmanes Azerbaijanís contra Católicos y Armenios Ortodoxos) son tan solo unos casos en cuestión. En estos lugares, la religión ha sido la causa explícita de literalmente millones de muertes en los últimos 10 años.

En un mundo desgarrado por la ignorancia, solo el ateo se rehúsa a negar lo obvio: La fe religiosa promueve la violencia humana de una forma impresionante. La religión inspira violencia en al menos dos sentidos: (1) La gente seguido mata a otros seres humanos porque ellos creen que el creador del universo quiere que lo hagan (el inevitable corolario psicopático sería que el acto les aseguraría una eternidad de felicidad después de la muerte). Ejemplos de este tipo de comportamiento son prácticamente innumerables, con los hombres bomba del Jihad siendo los más prominentes. (2) Un mayor número de personas tienden hacia conflictos religiosos simplemente porque su religión constituye el núcleo de sus identidades morales. Una de las patologías perdurables de la cultura humana es la tendencia a criar a que los niños teman y demonizen otros seres humanos basándose en la religión. Muchos conflictos religiosos que parecen ser impulsados por problemas terrestres, en realidad son de un origen religioso. (Pregunten a los Irlandeses).

A pesar de estos hechos, los religiosos moderados tienden a imaginar que el conflicto humano siempre se puede reducir a la falta de educación, la pobreza o quejas políticas. Esta es una de tantas falsas ilusiones de los devotos liberales. Para disiparlas, solo necesitamos reflexionar sobre el hecho de que los secuestradores del 11 de Septiembre tenían educación universitaria, eran clase media y no contaban con un historial de opresión política perceptible. Sin embargo, pasaron una buena parte de su tiempo en la mezquita local hablando de la depravación de los infieles y acerca de los placeres que le esperan a los mártires en el Paraíso. ¿Cuántos más arquitectos e ingenieros mecánicos deben golpear la pared a 400 millas por hora antes de que admitamos a nosotros mismos que la violencia del Jihad no es cuestión de educación, pobreza o política? La verdad, increíblemente es esta: Una persona puede estar tan bien educada como para construir una bomba nuclear mientras que al mismo tiempo todavía puede creer que obtendrá 72 vírgenes en el Paraíso. Tanta es la facilidad con la cual la mente humana puede estar particionada por la fe y tal es el grado en el que nuestro discurso intelectual todavía da lugar pacientemente a las falsas ilusiones religiosas. Solo el ateo ha observado lo que ahora debería ser obvio para todo ser humano pensante: Si queremos desterrar las causas de la violencia religiosa, debemos desterrar las falsas certezas de la religión.

¿Por qué la religión es una fuente tan potente de violencia humana?
  • Nuestras religiones son intrínsecamente incompatibles una con la otra. O Jesús se levantó de entre los muertos y volverá a la Tierra como un súper héroe o no; O el Corán es la infalible palabra de dios o no lo es. Cada religión hace afirmaciones explícitas acerca de como es el mundo y la mera abundancia de estas afirmaciones crea una base duradera para conflicto.
  • No hay otro tema de discusión en el cual los seres humanos expresen tanto sus diferencias los unos con los otros, o lancen estas diferencias en términos de recompensas y castigos eternos. La religión es el único esfuerzo en el cual el pensamiento de nosotros-ellos alcanza un significado trascendente. Si una persona realmente cree que llamar a dios por el nombre correcto puede hacer la diferencia entre la felicidad eterna y el castigo eterno, entonces es bastante razonable el tratar muy mal a los herejes y no creyentes. Incluso podría ser razonable matarlos. Si una persona cree que existe algo que otra persona puede decirle a sus hijos que pueda poner sus almas en riesgo para toda la eternidad, entonces el hereje de al lado es de hecho mucho más peligroso que un pedófilo. Lo que está en juego con nuestras diferencias religiosas es incomparablemente mayor que lo que está en juego por mero tribalismo, racismo o política.
  • La fe religiosa es un freno a la conversación. La religión es la única área de nuestro discurso en el cual la gente está sistemáticamente protegida de la demanda de dar evidencia en defensa de sus enérgicas creencias. Y sin embargo, estas creencias seguido determinan su razón de vivir, su razón de morir y -- demasiado seguido -- su razón de matar. Este es un problema porque cuando lo que está en riesgo es muy importante, los seres humanos tienen una decisión simple entre conversación y violencia. Solo una voluntad fundamental de ser razonable -- de revisar nuestras creencias acerca del mundo basados en nueva evidencia y nuevos argumentos -- puede garantizar que seguiremos hablando los unos con los otros. Certezas sin evidencia es necesariamente divisivo y deshumanizante. Mientras que no hay garantías de que la gente racional siempre estarán de acuerdo, es seguro que los irracionales siempre serán divididos por sus dogmas.
Parece profundamente inprobable que sanemos nuestras divisiones en nuestro mundo simplemente multiplicando nuestras oportunidades de diálogo entre fes. El final de nuestra civilización no puede ser la tolerancia mutua de irracionalidades patentes. Mientras que todos los lados del discurso religioso liberal han acordado tratar con cuidado aquellos temas en los cuales sus puntos de vista chocan, estos mismos temas se mantienen como fuentes de conflicto perpetuo para sus coreligionarios. Por lo tanto, lo políticamente correcto no ofrece una base duradera para la cooperación humana. Si la guerra religiosa alguna vez se vuelve impensable, de la forma en que la esclavitud y el canibalismo parecen verse, será por el hecho de que nos hayamos deshecho del dogma de la fe.

Cuando tenemos razones para los que creemos, no necesitamos fe; cuando no tenemos razones, o tenemos malas razones, hemos perdido nuestra conexión con el mundo y los unos con los otros. El ateísmo no más que un compromiso al más básico estándar de honestidad intelectual: Nuestras convicciones deberían ser proporcionales a nuestra evidencia. Pretender estar seguros cuando no lo estamos -- pretender estar seguros acerca de proposiciones para las cuales la evidencia ni siquiera es imaginable -- es una falla tanto intelectual como moral. Solo el ateo ha notado esto. El ateo es simplemente una persona que percibido las mentiras de la religión y se rehúsa a hacerlas suyas.

Fin.