viernes, 9 de mayo de 2008

¿Y si te equivocas?

Esta pregunta es muy usada por las personas religiosas para hacer dudar a los no creyentes. Navegando por los videos de YouTube, me encontré con este de Richard Dawkins.



Traducción y Explicación
:

Después de dar una conferencia, Richard Dawkins, científico y autor del libro El Espejismo de Dios (The God Delusion), comenzó la ronda de preguntas, la primera una pregunta vino de una muchacha que dijo:
¿Y si te equivocas?
La muchacha, probablemente buscaba una respuesta de rendición tipo "Entonces me voy al infierno mientras tú te vas al cielo". Aquí está la contestación de Dawkins:
Bueno, ¿y si me equivoco? Cualquiera puede estar equivocado. Todos podemos estar equivocados acerca del Monstruo Volador de Espagueti, el unicornio rosa y la Tetera Voladora.

Sucede que tú fuiste educada, me imagino, en la fe cristiana y sabes lo que es no haber sido educada en ... alguna religión en particular ... porque no eres una musulmana, porque no eres una hindú. ¿Por qué no eres una hindú? Porque fuiste creada en Norte América y no en la India. Si hubieras nacido en la India, hubieras sido una hindú; si hubieras sido educada en Dinamarca en la era de los vikingos, hubieras creído en Odín y Thor; si hubieras sido educada en la Grecia clásica, hubieras creído en Zeus; si hubieras sido educada en el África Central, hubieras creído en Gran no sé que de la Montaña.

No hay una razón en particular para creer que el Dios judío-cristiano, en el cual por mero accidente fuiste educada, y por el que me haces la pregunta de si me equivoco. ¿Y si tú te equivocas acercas del Gran no sé que del fondo del mar?
Aunque siento que Dawkins exageró con sus ejemplos de otras religiones, el punto sigue siendo muy válido: ¿Qué les pasa a todas las personas de otras religiones? Una respuesta que también me hubiera gustado sería ( lo que está en (negritas) es agregado mío para tratar de explicar):
"Podría decir que ambos somos ateos (o sea, no creyentes de las demás religiones). Es solo que yo creo en un dios menos que tú. Cuando entiendas el porque tu descartas a todos los demás dioses, entonces entenderás el porque yo descarto el tuyo". - Stephen Henry Roberts (1901-71)
Espero que con esto las personas creyentes entiendan un poco el porque existimos gente que no cree y porque pensamos así.

De política y cosas peores

Cuando el tema de tu Blog es hablar acerca de la desinformación y tratar de desmentirla, un tema obligatorio es la política. En este ambiente, la desinformación no solo existe como una cosa más, sino que es prácticamente el pan de cada día, de cada hora, de cada minuto. Tristemente, la desinformación es la base de cualquier campaña y de cualquier gobierno, no solo de aquí de México, sino en todo el mundo.

El objetivo de un político es hacerse ver como un ciudadano modelo, inteligente, honesto, culto, consciente de los problemas de la sociedad y las soluciones necesarias para cada uno de ellos. Sin embargo, nunca quedan ni cerca de lograr ese objetivo, pues siempre se exhiben unos a otros, o ellos mismos. Claro, el problema no está en que tengan sus defectos, todos los tenemos y al ser figuras públicas hay poco que se pueda esconder. Por más mínimo o simple que parezca dicho defecto, éste se magnifica exponencialmente al ser una figura pública. Eso sin contar, las exageraciones y descalificaciones deshonestas por parte de los demás políticos y sus simpatizantes.

Además, ellos también tienen su forma de manejar la información para que los beneficie. ¿O alguna vez han escuchado a un político decir que se equivocaron o comentar que lo hecho por su rival es por el bien del pueblo? Claro que no, al menos que ellos de cierta forma se puedan llevar algo del mérito, lo cual hacen con una habilidad sin igual para echarse flores mientras minimizan lo logrado por el otro. Si la propuesta no fue de ellos, solo se logró gracias a ellos y su capacidad para generar acuerdos.

Lo mismo sucede a nivel de los partidos, si alguno de ellos está a favor de algo, su partido rival automáticamente está en contra. Si es algo que de plano no se puede estar en contra, entonces están en contra de como se quiere hacer, o en última instancia, que todo está bien, pero que el otro partido no lo hará bien, lo echará a perder o habrá corrupción en el manejo de las operaciones. Lo más increíble de esto, es que casi nunca existe algún miembro de un partido que no esté de acuerdo con la opinión de su grupo, ni siquiera en lo más mínimo, aún cuando dicha idea vaya en contra de todos los ideales y necesidades de las personas que estas políticos representan. Cuando esto llega a suceder, automáticamente este disidente es tachado de traidor o vendido por aquellos mismos que hasta lo defendían con todas sus fuerzas de todas las acusaciones. Para ellos está bien ser un ignorante, corrupto, borracho, drogadicto, mujeriego, irresponsable, cínicos, mentiroso; pero no está bien que pienses diferente a tu partido.

Ahora, es fácil criticarlos, de hecho, es muy muy fácil, pero hay algo que todos nosotros convenientemente olvidamos, y es el hecho de que los políticos son como cualquier otro ciudadano. Nos hacemos a la idea de que son algo aparte, como si vinieran de otro lado, como si fueran de otra especie; cuando en realidad ellos tan solo son un reflejo de nuestra sociedad. Se nos facilita excluirnos de toda culpa, siendo que nosotros somos exactamente iguales: ignorantes, corruptos, borrachos, drogadictos, mujeriegos, irresponsables, cínicos y mentirosos. Siempre nos quejamos de las condiciones en que vivimos, nadie más. Solamente que nosotros no tenemos un perfil alto ni somos figuras públicas.
Para que exista corrupción se necesitan un corrupto y un corruptor. Adivinen quien es el corruptor.

En fin, para que estas personas lleguen a puestos públicos necesitan que voten por ellos. Podemos argumentar que nuestras opciones son limitadas, que terminamos por escoger el menor de los males, lo cual es cierto, pero lo que también es cierto es que nosotros somos los que dejamos que eso suceda, no nos atrevemos a levantar la mano y objetar, solo lo hacemos después del hecho y deslindándonos de toda culpa.